Un viaje inolvidable, el primero enteramente por nuestra cuenta, alquilando de entrada una camper y luego un Land Cruiser (entonces ni sospechábamos que acabaríamos comprando uno, y el más duro de todos además). Dani estrenaba carnet al volante de los dos bichos y al otro lado del mundo… ¡Buen comienzo!
Australia nos regaló algo único: Uluru con lluvia; es muy raro poder ver a este Tótem telúrico tomando un baño: de rojo se vuelve negro, aunque las fotos no lo reflejen bien; rayado en blanco por las torrenteras que se precipitan por sus viejas arrugas —al día siguiente lució el sol, vimos amanecer junto a la Piedra y se nos apareció en todo su esplendor rojo y clásico—. Nos quedamos tan pasmados que pasamos de las fotos.
Un Land Cruiser nuevecito; le acababan de terminar el rodaje: nos lo alquilaron con 1.500 kilómetros. Un buen cacharro.
Cuanto más lo mires más te habla, más formas adopta; es un caleidoscopio, a veces jurarías que se mueve; y por la noche es imponente… Y por cierto, es mucho más alto de lo que parece.
Un "road Train" con el que coincidimos. Al otro lado del camión había un restaurante y nuestra camper. Cenamos y dormimos (con luna llena) aquí mismo.
La reserva nativa de Kakadú, uno de los lugares más bellos de la tierra (con permiso del Ngorongoro).